EL RECREO

Navidad imposible en Venezuela,

La avenida Río de Janeiro, de la conocida zona comercial caraqueña de Las Mercedes, no parece estar ubicada en el país con el mayor colapso económico del hemisferio occidental. En cada cuadra hay uno o varios establecimientos de venta de pinos, artículos navideños y juguetes, y están casi tan concurridos como una conocida licorería que se ubica a mitad de la calle.

Tampoco parece estar ubicada en el país que, según cifras del denominado Comité de Afectados por Apagones, sufrió más de 80.000 fallas eléctricas en 2019. Frente a estos establecimientos comerciales que han proliferado en la temporada navideña, sobre el contaminado río Guaire, que atraviesa la capital venezolana, se exhiben cortinas con miles de luces, en las que destacan estrellas y copos de nieve.

“No hay luz, pero ellos iluminan el excremento”, dijo con ironía el presidente encargado Juan Guaidó en referencia al plan ‘Venezuela bella’, que lanzó el presidente Nicolás Maduro. No muy lejos de allí, en otras calles de ese mismo municipio, reina la oscuridad, como en buena parte del país.

 

Hay productos como las carnes –la hallaca lleva tres: de res, cerdo y pollo– que registraron incrementos de más de 250 por ciento en relación con el año anterior; y otros de la temporada como las aceitunas, las pasas y las alcaparras, que según informó a EL TIEMPO la economista del departamento de investigación de Econométrica, Josymar Wanderlinder, registraron un incremento mayor, de casi 500 por ciento, de una Navidad a la otra.

Y si hacerlas cuesta, comerlas en un restaurante es impensable para muchos. De acuerdo con datos de Econométrica, el plato navideño, que además del tamal incluye una ración de pernil, ensalada de gallina y pan de jamón, cuesta esta Navidad, en promedio, unos 8,5 dólares, 33 por ciento más que en 2017.

Un venezolano que percibe salario mínimo no puede pagarlo, ni siquiera con el bono alimentario. Y no puede ni pensar en asistir a una de las cenas navideñas que preparan las conocidas cadenas hoteleras para la noche del 24 de diciembre. En uno de los hoteles más conocidos de la capital, ubicado en el municipio Baruta, cada persona debe pagar 180 dólares para garantizar su puesto en la mesa. En otros son 50 dólares.

Un venezolano promedio tampoco se puede dar el lujo de comprar los ‘estrenos’ de ropa para las fiestas, otra de las tradiciones. En las zonas comerciales de Chacaíto y Sabana Grande, EL TIEMPO pudo ver que el pantalón más barato cuesta 10 dólares, mientras que la camisa más económica cuesta 8 y el par de zapatos de los que están de moda más barato cuesta 20 dólares.

tomado de el tiempo.com

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